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Fotomomentos

Así fue la celebración solemne de la Patrona de Chile, Virgen del Carmen, en nuestra parroquia homónima de la OMD, en Rancagua…

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"Cuando se desprecia lo sagrado, se desprecia al ser humano, a la dignidad"

"La Iglesia es reconocer a Dios en el rostro del que sufre, ahí está la vocación"

"Necesitamos tomar la escoba y el evangelio para barrer todo lo malo"

Apostolado OMD

El pasado 21 de julio de 2024 tuvo lugar la ceremonia de los Votos Solemnes de nuestro hermano Alexander Cruz Cucunabá, quien personifica la primera vocación de una Parroquia Nuestra en Colombia, la parroquia Beato Miguel Rúa en Bogotá. Actualmente vive en la parroquia Nuestra Señora de Las Angustias, donde sirve pastoralmente.

Esta primera misa oficiada por el padre John Pino OMD fue celebrada el domingo 28 de julio en la parroquia Santo Domingo de Guzmán, en Usiacurí (Atlántico, Colombia)… Al inicio de la Santa Misa tuvo lugar el signo de la vestición del neopresbítero, asistido por los sacerdotes presentes, antes de implorar la bendición de su madre y su padre.

El directorio del centro de salud organizó una despedida ecuménica para honrar el pastorado que lideró nuestro hermano, P. Claudio Godoy OMD, en la que participó todo el personal del hospital. El servidor leonardino estará ahora en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.

comedor los reyes

«No sólo se reconoció la labor de nuestra institución, sino también la de otras personas y organizaciones por su trabajo silencioso», afirmó el Padre Miguel Ángel Cornejo, párroco de la P. El Carmen (Rancagua, Chile), luego de recibir la medalla Fundación de Rancagua.

«La Trinidad es presencia, amor relacional, es sentido de la vida y también misión. Es misión de hacer discípulos. No es proselitismo, es misión que hace que la vida sea compartida. Ser discípulo es ser misionero. Jesús envía a sus discípulos a caminar la vida y el mundo en el nombre de la Trinidad».

«Jesús envía a sus discípulos como a Él lo envió el Padre. Llevamos en nuestras vidas un alegre mensaje del cual hoy el hombre necesita. Las personas sin quererlo lo piden, lo necesitan… Jesús en medio de sus discípulos. Es el perdón que reconcilia y sana. No es solo un perdón momentáneo y local. Es permanente y universal. Pentecostés es una fiesta del gran don de Dios que se hace fuego, viento, vida».

In Memoriam

El pasado 2 de noviembre, durante la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, celebramos la Santa Eucaristía de exequias en la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en la ciudad de Villavicencio (Colombia), por nuestra hermana doña Cenaida Torres Villeta… Hablamos de la madre del Reverendo Padre Welber Jhames Gambino Torres OMD.

En la vida comunitaria se distinguía por el gusto de compartir con todos… Se distinguió por ser un hombre piadoso y obediente, colaborador, no era conflictivo, sino de un trato muy agradable. En los inviernos fríos, esperaba a los seminaristas con una sopa caliente, que no solo aliviaba el frío, sino que también trasmitía el calor de su compañía hogareña. Con este tipo de detalles, el Padre Héctor hacía sentir a cada hermano, especialmente a los que estaban comenzando esta forma de vida, como parte de su familia.

(…) En su labor pastoral estuvo muy comprometido en el acompañamiento de las personas de la tercera edad, por eso hacía muchas referencias a las palabras de Santo Tomás de Aquino sobre el misterio de la fe: “Es evidente: ningún filósofo antes de la venida de Cristo, aun con todo su esfuerzo, pudo saber acerca de Dios y de las cosas necesarias para la vida eterna, lo que después de su venida lo sabe cualquier viejecilla por medio de la fe»,  y también citaba frecuentemente a San Buenaventura con las palabras que este dijo a Fray Egidio, quien, en su sencillez, le preguntaba cómo podría él salvarse careciendo de toda ciencia teológica… San Buenaventura le contestó: “Si Dios le da al hombre solo la gracia de poder amar, esto es suficiente; una viejita puede amar más a Dios que un maestro de teología”. 

Durante un par de años sirviendo en la iglesia San Lázaro, como acólito en mi adolescencia, conocí muchos amigos y grandes personas, entre ellos al padre Santi, el padre Bruno y al querido padre Horacio….

Una tarde de invierno escuché los campanazos de la iglesia desde mi casa, lo cual anunciaba que pronto comenzaba la misa… Yo estaba muy atrasado, pero no quería faltar, así que corrí a la capilla. Había una lluvia muy fuerte y mucho frío, pero para mí ese momento de ayudar era muy entretenido y me llenaba de paz. Cuando llegué a la sacristía, vi al padre rezando muy concentrado y no lo quise molestar. Sólo me apuré en vestirme y ordenar las cosas que se necesitan para iniciar la misa. Ya a punto de entrar, me atreví a decirle al padre Horacio: «Padre, no se apure tanto… Cuando entré a prender las velas, en la capilla no había nadie». Él levantó la cabeza, me miró y me dijo: «Hijo, está lleno de almas. Así vamos a hacer nuestro trabajo». Así que entramos a la capilla; claro, solo estaban las velas prendidas y las bancas vacías. En ese momento sentí mucha pena y tristeza porque él hizo la misa como si hubieran mil personas. En el momento de la comunión, solo fui yo el que comulgué. Fue una lección muy importante para mí, y sus palabras, porque su deber y trabajo eran honorables. Este simple momento me sirvió para forjarme como persona y profesional, y siempre hacer las cosas con fervor, profesionalismo y humildad.

Descansa en paz, querido Padre Horacio, gran hombre de Dios.

P. Alejando Abarca OMD, párroco de San Lázaro, Chile.