Cuaresma... De la justicia a la GRACIA
Conversión
CUARESMA significa “metanoeiete” o “convertíos”. Es el tiempo litúrgico de conversión, en el que la Iglesia se prepara para la gran fiesta de la Pascua. Este tiempo dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
Reconciliación
La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús.
Oración
La primera práctica cuaresmal es la oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. Con ella, el cristiano dialoga con el Señor, deja que la gracia entre en su corazón y, como la Virgen María, se abre a la acción del Espíritu Santo dando una respuesta libre y generosa (Lc 1,38).
40 días
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública y de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
A través del desierto Dios nos guía a la libertad
«(…) También hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos. La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser ―como anuncia el profeta Oseas― el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida».
Las TR del Padre Eduardo
Este domingo nos invita a subir al monte. Al monte del sacrificio y al monte de la transfiguración. El monte es el lugar del encuentro con lo sagrado en muchas culturas. La manifestación de lo divino se hace a través de prodigios, como en el libro del Éxodo. Ahora es un encuentro por medio de lo más difícil de hacer: un sacrificio. Jesús morirá crucificado en un monte.
El Evangelio de Mc 1,12-15 muestra escuetamente la experiencia de Jesús en el desierto. Casi como un telegrama, un breve whatsapp. Jesús es fiel al Espíritu, que lo “empuja” al desierto. Esta fidelidad es aquella que el Señor pretende de nosotros. La pretende desde nuestra propia realidad, desde nuestros limites y defectos, porque Él sabe que lo amamos.
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